El Trauco es un misterioso ser que habita únicamente en los bosques de la isla de Chiloé en el sur de Chile.
Seductor de mujeres jóvenes, enano de no más de 80cm de estatura, deforme y repelente, de facciones toscas y muy fuerte, similares a un tronco de un árbol. Viste de Quilineja (planta nativa), con un sombrero cónico del mismo material. Siempre porta un hacha de piedra y un bastón retorcido de madera llamado “Pahueldún”. Sus piernas terminan en simples muñones pues no tiene pies.
El Trauco, siempre alerta en espera de su víctima, pasa gran parte del día colgado en el gancho de un corpulento árbol llamado “tique” (autóctono de Chiloé, también conocido por Olivillo). Si alguien lo molesta es capaz de matarlo con la mirada, dejarlo deforme o sentenciado a morir antes de un año. Nunca actúa frente a testigos.
El Trauco, siempre alerta en espera de su víctima, pasa gran parte del día colgado en el gancho de un corpulento árbol llamado “tique” (autóctono de Chiloé, también conocido por Olivillo). Si alguien lo molesta es capaz de matarlo con la mirada, dejarlo deforme o sentenciado a morir antes de un año. Nunca actúa frente a testigos.
A las mujeres jóvenes se le aparece en sueños, erotizadas y embrujadas de amor se las lleva hacia el bosque. Allí, sumergidas en este engaño, las posee.
Durante la noche, el Trauco regresa a compartir la compañía de su mujer gruñona y estéril; la temida Fiura.
Las seducidas aseguran que es un ser fecundador sobrenatural e inevitablemente atrayente. Del cual ninguna mujer soltera y joven está suficientemente protegida.
El Trauco es la explicación de la paternidad de todos los hijos naturales de Chiloé de antaño. Así el nacimiento no afectaba socialmente ni a la madre ni al niño, puesto que ambos están relacionados con la magia de un ser extraterreno.
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